Según los últimos reportes, el fenómeno climático La Niña permanecerá presente al menos hasta enero, lo que condiciona las expectativas de lluvias durante el verano.
Los pronósticos indican que, bajo este escenario, muchas regiones podrían registrar precipitaciones inferiores a lo habitual, afectando el régimen hídrico normal. Esto podría tener consecuencias para los sectores agrícola y ganadero, que dependen de lluvias estables para cultivos y pasturas.
Si bien los modelos climáticos advierten sobre menor disponibilidad de agua en varias zonas, también se subraya la incertidumbre: no es posible asegurar que las lluvias serán uniformemente débiles en todo el territorio.
De esta forma, el mantenimiento de “La Niña” como factor climático refuerza la necesidad de prepararse ante la posibilidad de sequías, considerando adaptaciones en producción agropecuaria, riego y planificación agrícola.