Un análisis del sector exportador argentino confirma que tanto la agroindustria como la energía concentran la mayor parte de las divisas generadas por las ventas al exterior. Históricamente, la agroindustria fue el motor principal, aportando en promedio un 60 % de los ingresos externos mediante Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) y Productos Primarios (PP).
Sin embargo, en los últimos años el sector de Combustibles y Energía (CyE) ha ganado protagonismo: su participación en el total exportado se incrementó del 6 % a alrededor del 11 %, consolidando a energía como el segundo complejo exportador del país detrás del complejo sojero.
Este crecimiento se sustenta en la escalada de producción de hidrocarburos —tanto de petróleo como de gas natural— gracias al desarrollo de yacimientos no convencionales, lo que permitió no solo cubrir la demanda interna sino también aumentar las exportaciones. La balanza energética del país cerró los últimos años con saldo superavitario, reflejando mejora en la producción, reducción de importaciones de combustibles y expansión de mercados externos.
A pesar de este reordenamiento de la matriz exportadora, la agroindustria continúa siendo clave: durante 2025 sigue registrando un nivel de exportaciones elevado, especialmente en complejos como soja, granos y economías regionales, manteniendo su peso como principal generador de divisas cuando el sector energético no cubre la totalidad del comercio exterior.
La diversificación entre energía y agro ofrece múltiples ventajas al país: permite reducir la dependencia de los ciclos agrícolas, compensar riesgos climáticos o de mercado, asegurar flujos estables de divisas a lo largo del año y brindar un perfil exportador más equilibrado y sostenible.